Para que un programa de conservación realmente esté funcionando y esté dando resultados cuantificables, en su meta final siempre aparece un proceso de reintroducción o segumiento de la población en libertad. Para comprobar que realmente ha dado resultado todo el proceso no sólo tienen que sobrevivir los individuos que se reintroducen, sino que tienen que ser capaz de reproducirse y que su descendencia lo haga de forma satisfactoria. Esto sería indicativo de que la población puede crecer y sobrevivir.
En algunos programas, existe un período de cría en cautividad. Esta cría se debe hacer preferentemente con la madre, puesto que será la mejor forma de que aprenda a comunicarse después con otros individuos de su especie o que tenga luego todas las capacidades para criar a su propia descendencia.
En un artículo publicado en 2013, se demostraba que la experiencia de las crías junto a la madre puede ser muy determinante en su comportamiento como adultas. El estudio lo realizaron con la codorniz común japonesa (Coturnix coturnix). Utilizaron 18 codornices experimentadas y 22 inexpertas de la misma edad y monitorearon el comportamiento materno hacia los polluelos.
Evaluaron la reactividad social y emocional de las hembras antes del período de la reproducción y de los pollos criados después de la separación natural de las madres. El resultado era que en el período de reproducción antes de la llegada de los pollitos el comportamiento era prácticamente igual, pero una vez nacido el pollo, las madres con experiencia previa reaccionaban sin indicios de miedo o agresividad con los pollos, y sus pollos al crecer tenían este mismo comportamiento confiado.
En el caso de los pollos que crecían junto a madres sin experiencia, el comportamiento de esta era temeroso ante cualquier estímulo de novedad, e igualmente los pollos al crecer tenían este tipo de comportamiento.
¿Qué implica estos resultados? claramente hay una transmisión no genética durante el período de crecimiento junto a las madres, y como otros muchos estudios demuestran, que cualquier experiencia no aprendida en este período difícilmente podrá adquirirse una vez el animal sea adulto. Por este mismo motivo, unos individuos criados por humanos, nunca adquirirán el mismo aprendizaje que unos criados por su madre, aún estando en cautividad con intención de reintroducción. Es por ello que siempre que no exista un riesgo real para la cría, lo ideal es que sea la madre quien se haga cargo de ella.
Esto es algo comúnmente aceptado en mamíferos ya que la leche materna es difícilmente alcanzable nutricional e inmunológicamente por preparados industriales, pero como los estudios demuestran, en aves por ejemplo, también es muy importante la cría junto a la madre. Por ello es necesario ampliar esta premisa a cualquier especie con período de aprendizaje junto a los progenitores.
Artículo sobre el estudio: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0003347213000547
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