Cuando vemos estudios o estimaciones de poblaciones de una especie, siempre se suele dar en valores aproximados, o dentro de una horquilla. Esto se debe a varios motivos, el número de individuos varía constantemente, incluso en cada estación, depende de muchos factores que no se pueden estar midiendo continuamente. Por ello no hay más remedio que utilizar las matemáticas y la estadística.
Además, en muchas ocasiones es inviable contabilizar individuo a individuo, en el caso de los lobos por ejemplo, sería imposible tener totalmente controlado número de individuos que están naciendo en cada momento, o calcular el número exacto de lobos errantes. En cualquier caso, un censo de este tipo requiere de muchísimos recursos y una metodología muy exigente.
No sé si lo visteis en stories, pero en mi visita a León me hice con el libro Lobos. Población en Castilla y León. Situación en España. de Mario Sáenz de Buruaga Tomillo. He tenido 8 horas de trenes para leermelo… y os lo recomiendo 1000 por 1000. En él se recogen estudios y conclusiones de los censos hechos en 2012 y 2013.
La mitad de la población de lobo se encuentra en esta comunidad autónoma, por lo que del censo hecho aqui se pasó a extender a la península. En este censo participaron 578 Agentes Medioambientales y 106 Celadores de Medio Ambiente que ayudaron al rastreo de toda la población en la zona.
En un principio, para el censo se partió de unos cálculos previos: una vez calculado el número medio de individuos de una manada según la estación del año. Una vez calculado esto se utiliza la fórmula: N = (A x B) + C
A es el número de manadas vistas, B el tamaño medio de la manada y C el número de lobos solitarios. N sería el número total de individuos. Esta fórmula fue muy criticada en algunas ocasiones, pero el censo no se queda aqui, sino que se crea infolobos: una base de datos para reunir toda la información de las observaciones del lobo para poder tener una visión completa.
Para que seamos consciente de todo el trabajo tras este censo os dejo algunos de los métodos que se usaron para reunir la información:
- Se creó una red de 2860 itinerarios de unos 7,5 km de media que se hacían a pie, y se repetía dos veces al año, más recorridos en todoterreno extras.
- En los itinerarios se recopilaron 13.351 indicios de presencia de lobos (excrementos, rascaduras, huellas…) que se analizarían después.
- Se extrajo información de 2947 estaciones de observación y escucha.
- Se hicieron avistamientos y fototrampeo, de lo que se obtuvo 1196 contactos con lobos.
- Se dividió en censo del sur y del norte, siendo la separación el río Duero. Se encontraron 27 manadas en el sur y 152 en el norte.
Con todos estos datos se pudo elaborar una fotografía de la situación actual del lobo en la península que lleva a la gran conclusión: se trata de una especie en peligro debido a la creciente amenaza del ser humano, la pérdida de territorio y de recursos. Aún así, hay una buena noticia, y es que la población ha crecido un 20% desde el censo en 2013.

Por ello, creo que no hay excusas: se requiere de una inversión en una estrategia de conservación de esta especie, y lo que es igual de importante, de educación para que deje de ser el malo de la película.
PD: el lobo de la foto principal es uno de los protas de mi libro 🙂
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