PEQUEÑAS PELIGROSAS

Además de tener pulmones, los anfibios respiran por la piel, por lo que deben mantenerla siempre húmeda, ya que el intercambio gaseoso se da en el agua. Para ello, en la piel poseen numerosas glándulas que generan el mucus que las envuelve continuamente. Las ranas punta de flecha (como la Dendrobates azureus de la foto), en ese mucus expulsan unas toxinas muy venenosas, que le dieron su nombre común cuando los indígenas las rozaban en las puntas de sus flechas para hacer mortales sus armas.

A pesar de la alta toxicidad, este veneno (en la mayoría de los casos) no lo producen ellas, sino que lo ingieren a partir de insectos productores de alcaloides tóxicos, como hormigas y escarabajos que son uno de los manjares favoritos de estas ranitas. El veneno pasa de los insectos a las ranas, que no se ven afectadas por ellos, sino que por el contrario lo acumulan en las glándulas que producen el mucus, y lo expulsan junto a este, por lo que quedan recubiertas con él. Además cuando las ranas se sienten amenazadas, contraen músculos de su piel que presionan las glándulas y que expulsan así mayor cantidad de veneno.

Este veneno les sirve para evitar ser depredadas, y avisan de él con sus vistosos colores, Phyllobates terribilis, de la selva húmeda colombiana, está considerada como el animal más tóxico del mundo. Lleva suficiente veneno como para matar a 20.000 ratones o 100 humanos,  aunque existen algunas especies, como algunas serpientes que se ha comprobado son inmunes a este.

Existe la hipótesis además, de que el veneno de los insectos no procede directo de ellos, ya que muchas especies poseen estos alcaloides, sino que pueden venir a su vez de las plantas se las que estos se alimentan o de un producto en la digestión, aunque aún está abierto este campo de investigación.

Las ranas pertenecientes al género Dendrobates se encuentran catalogadas en CITES en el apéndice II debido a las amenazas que sufren por la pérdida de hábitats (selvas americanas) y por su caza ilegal para tenerlas como mascotas por sus colores tan atractivos. Se reproducen muy fácilmente en cautividad y al obtener el veneno de su alimentación, controlando qué comen se pueden tener estas ranas sin presencia de veneno en su piel, lo que disparó su comercialización. Por ello actualmente, además de existir poblaciones relativamente estables de la mayoría de las especies en zonas protegidas, se trabaja en programas educativos para concienciar a las poblaciones humanas locales para que ayuden a protegerlas.

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