Hace poco desinfectaron las playas de Zahara en el litoral gaditano, cerquita a la que aparece en la foto, con lejía y nos llevamos las manos a la cabeza (lógicamente) por las consecuencias para la biodiversidad en la playa y en el mar de esta actuación. Sin embargo, a diario lavamos nuestra ropa con detergentes, suavizantes y otros productos que al final quedan disueltos en el agua y llegan al mar con consecuencias horribles para el medio.
Los llamados jabones tradicionales se han ido sustituyendo por detergentes sintéticos que muestran una mayor eficacia para retirar manchas, pero que tienen unos componentes mucho más contaminantes para el medio. Para entender el efecto en el mar primero hay que entender cómo funcionan los componentes y cómo llegan al medio.
Entre los componentes se encuentran las sustancias “tensoactivas“. Estas sustancias tienen la capacidad de reducir la tensión superficial, esto quiere decir que son capaces de separar las moléculas unidas por esta tensión donde el agua se une a la mancha que queremos quitar. Así, separa las moléculas de agua.
Estos componentes tensoactivos tienen dos partes: una hidrofóbica (repele el agua) y otra hidrofílica (soluble en agua). Cuando se encuentran junto a la mancha, la parte hidrofóbica se pega a ella y consiguen quedarse flotando dentro del agua gracias al lado hidrofílico que les permite quedar disueltos. Algo parecido a lo que veis en este esquema para que lo entendamos bien:

Pero los tensoactivos no son los únicos componentes de los detergentes, tienen también coadyuvantes. Estos son componentes que potencian características que consideramos buenas para el lavado: aumentan la espuma (impiden la precipitación de sales de calcio y magnesio), aumentan el efecto de los tensoactivos, blanquean, perfuman, pueden ser germinicidas/bactericidas, impiden la redepositación de las manchas, minerales que mejoran la presentación del producto, etc. En general todos estos potencian a los primeros y favorecen el lavado y sobre todo la percepción final del lavado.
Entre los componentes extras también encontramos microplásticos: la función de estos, igual que los que tienen las pastas de dientes, es ser abrasivos para la superficie de la ropa (o tus dientes) y favorecer que se retire la suciedad.
¿Cómo llega todo esto al mar?
Uno de los grandes canales son los ríos. Estos al paso por las ciudades van recolectando las aguas del alcantarillado de las ciudades y a pesar de la depuración o “filtros” que pueda existir, estos componentes de los que hemos hablado escapan a ellos. De esta forma desde nuestra lavadora estamos enviando al mar contaminantes, hasta tal punto que se ha determinado por ejemplo que la cantidad de detergente en el par puede variar a lo largo de 24 horas, así como en los diferentes días de la semana y las estaciones del año…
¿Qué consecuencias tienen?
Los detergentes no sólo se dispersan a través del agua sino que pueden unirse a las partículas de sedimento, sobre todo a las arcillas, que se van acumulando en el fondo de los estuarios junto los contaminantes convirtiendo los estuarios en un punto de contaminantes químicos atrapados en el fondo, antes incluso de llegar al mar.
Respecto a los microplásticos es bien conocido ya la cantidad de estos que aparecen en cualquier estudio de sistemas acuáticos y marinos debido a la dificultad para su filtrado y biodegradación. Respecto a los otros componentes, la biodegradación también es complicada, puesto que además depende de la composición específica de cada uno. En cualquier caso la mayoría de sus componentes son de difícil degradado.
Una vez se dispersan en el medio tienen consecuencias en muchos componentes diferentes del ecosistema:
- La espuma origina problemas en la natación enmascarando obstáculos, modifica la circulación del agua, incluso sirven para diseminar virus y bacterias que no son destruidos por ellas. Impide el intercambio gasesoso, altera los procesos metabólicos de la materia orgánica, impiden la sedimentación.
- Eutrofización: debido al exceso de nutrientes, sobre todo fósforo y nitrógeno, proliferan algas y se consume gran cantidad del oxígeno disuelto, se forman fangos y crecen algas creando un ecosistema que no permite la vida de otros organismos.
- En los organismos: los tensoactivos se consideran sustancias tóxicas, y por ello muchos detergentes veneno. No sólo alteramos el ecosistema en el que viven sino que es un veneno directamente.
¿Significa esto que no podemos lavar nuestra ropa? ¡Claro que no! Significa que hay que escoger detergentes amigables con el medio ambiente: empezando por aquellos libres de microplásticos y biodegradables. De esta forma desde casa estamos ayudando conservar a los ecosistemas fluviales y marinos.
Por otro lado, la investigación en las industrias puede dirigirse hacia este sentido: no nos servirá tener la ropa limpia si tenemos un planeta contaminado, por ello se puede poner el foco en seguir investigando en detergentes que sean biodegradables y no dañinos para el medio ambiente.
Principal fuente: http://www2.izt.uam.mx/newpage/contactos/anterior/n34ne/pdf/deterge.pdf
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