El cambio climático afecta de muchas formas la biodiversidad, y cada especie puede verse afectada de diferentes formas a través de sus consecuencias. Un ejemplo es la feminización por el aumento de las temperaturas, que ya se puede comprobar, en las tortugas marinas.
¿Qué es esto de la feminización?. Os cuento. Las tortugas marinas, como muchos otros reptiles, tienen el sexo determinado por la temperatura a la que son incubados los huevos, que se depositan en nidos excavados en la arena. Es decir, según la temperatura a la que se incuben los huevos, los neonatos (tortuguitas recién nacidas) serán machos o serán hembras.
Un solo grado de diferencia de temperatura puede hacer que todo un nido sea de hembras. Para que os hagáis una idea aproximada, si el nido está a 31º centígrados o más, todas las tortuguitas que saldrán de ahí serán hembras.
Esto como imaginaréis es un gran problema para la conservación de la especie: si sólo tenemos hembras, o terminan siendo la mayoría, será realmente complicada la reproducción.
No es algo que se esté descubriendo ahora, hay artículos publicados en 1992, que datan un 90% de neonatos nacidos hembras en Florida en 1991 (Mrosovsky and Provancha, 1992), por lo que es un hecho del que se lleva advirtiendo tiempo. En los artículos linkeados en la bibliografía tenéis uno sobre el tema en Cabo Verde, en el que explican posibles soluciones a aplicar en programas de conservación.
Las tortugas, que son más avispadas que el ser humano, parece que comienzan ellas mismas a poner remedio: se está viendo un desplazamiento en las zonas de desove: están yéndose a zonas más frías. Eso implica que en poco veremos crecer el número de tortugas que llegan a las costas españolas y que tenemos que tener muy buenos protocolos para poder gestionar los nidos como hacen ya muchos centros dedicados a ello.
En el Mediterráneo podemos ver otro ejemplo de feminización, esta vez por contaminantes, en los peces. Muchos microcontaminantes (tenéis también un fuente linkeada en bibliografía), que no son eliminados en las plantas de tratamiento de aguas residuales, llegan a los ríos, y al final al mar.
Esto hace que en zonas como la cuenca del Ebro ya se haya comprobado que se produce una feminización en peces porque esos contaminantes intervienen en la endocrinología de los animales. Estos contaminantes pueden venir desde la agricultura o ganadería, o incluso desde nuestras casas: anticonceptivos y fármacos suponen un vertido de estrógenos y otros contaminantes al agua.
El Mediterráneo, nuestro mar, es el más contaminado del planeta. Imaginad lo que esto supone para todas las especies que viven y se reproducen en él.
Tanto en el caso de las tortugas como en el de los peces, esta feminización se suma al resto de problemas a los que ya se enfrentan las especies, pero si trabajáis en conservación sabréis lo importante que es poner un esfuerzo en este problema en concreto para mantener las ratios. En los dos artículos linkeados se ofrecen soluciones a nivel técnico para estos problemas. Ninguno erradica el origen: la contaminación y el cambio climático. Esa parte no es sólo de la ciencia y la conservación.
Bibliografía:
Colonización de nuevas zonas de anidación desplazándose a latitudes más frescas (Mrosovsky, 2006)
Microcontaminantes emergentes en aguas: tipos y sistemas de tratamiento.
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