Esta foto es de los acantilados de Maro, en Nerja. No sé si lo sabéis, pero hubo un tiempo en el que fueron el hogar de hienas.
Desde aproximadamenete el año 25.000 a.C. (en la época denominado pleistoceno) y hasta el 3.000 a.C. (en el Holoceno), las cuevas formadas entre los acantilados gracias a la erosión del agua, eran territorio de hienas. Por eso, a una de las cuevas de los acantilados se le denomina en ocasiones “la cueva de la hiena”.
¿Si vivieron allí hace tanto tiempo cómo es posible que lo seamos con tanta certeza? Esto es posible gracias al registro fósil: se han encontrado zonas en las cuevas con restos de hienas, pero no sólo eso. ¿Recordáis un post anterior en el que os contaba que las hienas transportaban los huesos y restos de sus presas hasta sus cuevas? Allí las acumulaban para que las crías o en época donde faltara la caza no les faltara alimento. Pues en las cuevas de Maro se han encontrado acumulaciones de huesos de diferentes animales, incluso atas de ciervos.
Pero las hienas no eran las únicas habitantes de las cuevas. En algunas épocas fueron habitadas por seres humanos, y las hienas volvían a ellas cuando los de nuestra especie las dejaban libres. Con el tiempo, la caza fue minando la población de hienas hasta extinguirlas.
¿Imagináis que fuéramos a estas preciosas calas y las compartiéramos aún con las hienas?
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