La contaminación atmosférica afecta al desarrollo del cerebro en niñxs

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Ya era bien sabido, que la exposición a contaminación atmosférica en los primeros años de vida estaba asociada con alteraciones del desarrollo del cerebro, pero los periodos exactos de sensibilidad eran desconocidos. Ahora, un estudio publicado por el Instituto de Salud Global de Barcelona revela que la exposición desde el vientre de la madre hasta los incluso los 8 años y medio afecta al desarrollo normal del cerebro.

Para ello, se ha hecho un estudio con más de 3.500 niños y niñas de entre 9 y 12 años a los que se les han tomado mensualmente imágenes cerebrales mediante resonancia magnética. A partir de esta se estudiaban varios volúmenes cerebrales y la conectividad estructural. Para saber qué contaminación atmosférica era a la que habían estado expuestos, se estimaron los niveles de dióxido de nitrógeno y de materia particulada (PM2,5), de las más perjudiciales para la salud humana.

Uniendo toda la información obtuvieron unos resultados que indican una alteración en el volumen y la conectividad cerebral relacionada con la concentración atmosférica.

Se apreciaron cambios en la microestructura de la sustancia blanca, y esto se relaciona con trastornos como ansiedad, síntomas depresivos, o trastornos del espectro autista. Esto está directamente relacionado con la exposición específica a las partículas PM2,5.

Además, se ve una relación con el volumen de una estructura del cerebro que se llama putamen. Esta estructura se relaciona, entre otras cosas, con la función motora y el aprendizaje.  Un volumen mayor del normal del putamen, lo cual potencia provoca la contaminación atmosférica, está relacionado con trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, trastornos del espectro obsesivo-compulsivo, o del espectro autista.

Podríamos pensar que los niveles de contaminación de los que hablamos son muy altos, pero todo lo contrario: los niveles de NO2 y PM2,5 registrados en el estudio superaban las actuales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (10 µg/m3 y 5 µg/m3, respectivamente), pero cumplían con la normativa de la Unión Europea.

Para que entendamos de dónde viene esta contaminación, en el caso de las partículas PM2,5 vienen del tráfico, la construcción, la industria, o incluso de la propia calefacción de edificios. Así que es fácil que las ciudades que no cuidan de su aire presenten este tipo de partículas. Esta es una de las muchas consecuencias de la contaminación atmosférica, pero es un argumento más para tomar conciencia y trabajar por unas ciudades sostenibles que sean saludables para todxs.

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