Cualquier estudiante de biología o ambientales que haya estudiado ecología conocerá las famosas oscilaciones de las poblaciones depredador-presa de Lotka-Volterra. Con una ecuación se puede explicar cómo la disponibilidad de presa es la que se encarga de controlar la población de depredadores si se deja a la naturaleza hacer su trabajo.
En el caso del lobo ibérico, sin presencia del ser humano su crecimiento se ve limitado por dos factores principales: la disponibilidad del alimento y la expansión de enfermedades que puedan afectar a la población. Con el ser humano: su crecimiento se ve limitado por el propio efecto de todas las implicaciones del ser humano.
Cuando la disponibilidad de alimento crece la población de lobos también lo hace, hasta que los depredadores crecen tanto que empiezan a hacer que la población de presas sufra un descenso al sufrir. Cuando la población de la presa desciende empieza a faltar comida para los depredadores y esta población también desciende. Por eso “la sobrepoblación” se regula por sí misma si no hay factores externos que ejerzan presiones extras hacia alguno de los lados de la balanza.
Como en muchas especies la reproducción del lobo ibérico, además, tiene vinculación directa con la disponibilidad de alimento para gestar y sacar a una camada adelante.
Por otro lado hay otro gran motivo por el que el lobo debería estar protegido en todo el territorio, y es algo tan sencillo como el número de individuos que tiene su población: actualmente existen en torno a 300 manadas, lo que supone en torno a 2000 individuos en toda la península. Para que os hagáis una idea y comparemos con otras especies, según el censo de Seo Bird Life (en este link tenéis PDF con esos datos) existen más de 5.000 parejas reproductoras, lo que supone más del doble en individuos, y sin embargo el buitre está protegido en todo el territorio nacional debido a las amenazas a las que se enfrenta. Esta comparación es a grandes rasgos, puesto que cada especie tiene su propia dinámica de población y características, pero podemos hacernos una idea en números de lo necesario que es proteger al lobo y la ilógica de que no lo esté.
La presión genética que sufre el lobo es un tercer gran motivo indiscutible para protegerles: la diversidad genética, especialmente en la población de Sierra Morena que muchos consideran prácticamente extinta es bajísima. En todo el territorio existen hibridaciones, y con la fragmentación de hábitats por acción del ser humano, es muy complicado que la población tenga una variabilidad genética.
Por todo esto y más motivos, desde el punto de vista técnico, más allá de creencias a favor o en contra de la caza, más allá de que estemos de acuerdo con unas políticas u otras, el lobo tiene que ser protegido a nivel nacional desde el punto de vista de la conservación.
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