Muchas veces se dice que camellos y dromedarios llevan en el interior de la joroba agua para los calurosos días en el desierto, sin embargo esto está muy lejos de la realidad: lo que llevan en la joroba es tejido graso, donde acumulan sus reservas para poder pasar días sin comer, pero no es como mucha gente se imagina como si llevaran una cantimplora en la espalda.
Cuando encuentran agua pueden llegar a beberse hasta 200 litros de una sola vez, que acumulan en su sistema sanguíneo gracias a sus glóbulos rojos, de forma ovalada. En proporción a su peso puede ser un tercio, por lo que ningún otro animal soportaría incluir tal cantidad de agua de una sola vez en su organismo sin que sus células acabasen explotando, y mucho menos almacenarlo en el sistema sanguíneo.
En épocas de escasez de agua, pueden pasar días sin beber, sólo consumiendo hierbas y plantas pueden extraer de ellas el agua. En la estación seca puede beber sólo 60 litros cada diez días sin que se vea afectado su organismo. Además son capaces de aguantar un índice de deshidratación en algunos casos cercanos al 30 por ciento. Para que os hagáis una idea un humano aguantaría poco más del 10 por ciento.
Esto no significa que si tuvieran agua cerca no beberían a diario, al contrario, si disponen de recursos hídricos tomarán pequeñas cantidades de agua y reservarán todas sus estrategias para épocas peores.
Además, para perder menos agua, al igual que otros animales que viven en el desierto tienen una orina muy muy concentrada, casi con el doble de sal que el agua de mar.
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