A diferencia de los leones, que viven en manadas, los tigres tienen hábitos más solitarios, pero esto no significa que no tengan ningún tipo de interacción entre ellos y que no exista una estructura social. De hecho se han encontrado algunos casos en los que han cazado en grupo, siendo permitido por el macho alfa, aunque es lo menos común.
Los tigres (machos) en edad adulta viven en un territorio controlado y marcado por él, dentro del que cazan y se aparean. Ningún otro tigre macho debe entrar en él o supondrá un desafío que llevará seguro a una lucha por el territorio, pero es común que este territorio se solape con el territorio de entre 1 y 3 hembras con las que se aparea, pero los territorios de estas no suelen solaparse.
Los machos alfa permiten la convivencia con los cachorros, que reciben el cuidado sólo de la hembra normalmente, pero cuando pueda cazar por sí mismo, y tengan entre dos y tres años tendrán que buscarse un nuevo territorio o luchar por el que ya habitan. En cada camada suelen nacer entre dos y seis cachorros, aunque no todos llegan a la edad adulta.
Las hembras suelen buscar territorios cercanos a los de sus madres, ya que es más fácil que le permitan quedarse si no hay muchas más hembras cerca. El tamaño de los territorios de los machos depende de varios factores: hembras cercanas, cantidad de presas, competencia por esas presas… y son marcados fuertemente por su olor para hacer saber a los rivales que están entrando en su área.
Estas características etológicas son muy importantes a tener en cuenta si estamos trabajando en cautividad o semilibertad con esta especie, pues tendremos que buscar nuevos territorios si nacen cachorros machos, y nunca podremos forzar la convivencia de varios machos puesto que supondría una continua rivalidad y estrés que con muchas probabilidades acabaría mal. Por ello en los zoos y reservas es necesario hacer un intercambio de animales para posibilitar la convivencia de estos, el intercambio genético en favor de la conservación de la especie, pero sobre todo el fin debe ser la reintroducción (aunque eso requiera de un gran trabajo previo y no todos estén dispuestos a dejar en libertad a “sus” tigres).
En su momento hubo ocho subespecies de tigre, sin embargo, durante el siglo XX se extinguieron 3 y nos quedan solo 5 que están muy amenazadas.El tigre de la foto es un cachorro de tigre blanco (no albino), de los que por desgracia no existen ejemplares registrados en libertad, sólo en cautividad. En los últimos cien años, la caza y la destrucción de los bosques han reducido la población de tigres de cientos de miles a quizá menos de 2.500. La caza se debe a que son valorados como trofeos, pero también se utilizan algunas partes de su cuerpo en medicina tradicional ya que se les atribuyen falsas propiedades. Además no podemos olvidar el comercio ilegal para tenerlo como “mascotas”.
Por ello existen numerosos programas de conservación que tienen como objetivo ayudar a salvar esta especie. Un ejemplo es la iniciativa de WWF y Leonardo Dicaprio Fundation: Save the tigers now. Os recomiendo entrar en el enlace y ver cómo podéis ayudar a salvar a los tigres y saber más sobre las amenazas que les acechan.
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