No sé si habréis visto en algunos medios la noticia de que el presidente de USA, Trump, al no creer que el cambio climático sea un problema y mucho menos el plástico, ha puesto a la venta en su web pajitas de plástico con su nombre, con la descripción “Las pajitas progresistas de papel no funcionan. Apoya al presidente Trump y compra tu paquete de pajitas reciclables”. Esta es una respuesta a la creciente justificada alerta que much@s hacen sobre el uso de plástico de un solo uso.
No he podido evitar visto esto, tener que escribir un post sobre las pajitas de plástico y cómo afectan a la fauna y al medio ambiente en general. Según datos de Greenpeace y El País, en Europa se usan más de 36 millones de pajitas cada año. Casi siempre una sola vez y luego se tiran. De hecho España tiene el récord en Europa de ser el país con más pajitas por habitante y año: más de 23 millones de pajitas son tiradas cada día. Sólo con las pajitas de restaurantes de comida rápida de un año en Europa, si las pusiéramos en fila podríamos ir y volver 10 veces a la luna.
Según la patronal del plástico sólo se recicla el 37% del plástico, y aunque estos datos parecen ir yendo en alza, la recomendación para reducir realmente la cantidad de plástico es rechazarlo cuando no sea necesario, especialmente aquellos que son objetos de un sólo uso.
¿Qué ocurre con el plástico una vez que va a la basura? Hemos visto que el porcentaje de reciclado es bajo, pero no sólo eso, la mayoría de pajitas de plástico son demasiado ligeras para pasar por los clasificadores de reciclaje mecánicos, por eso acaban en vertederos y cursos de agua y, finalmente, en nuestros océanos. Además, cada pajita que tiramos a la basura en cualquier restaurante o bar, puede llegar de una u otra forma al mar, y en él tardará años en descomponerse, lo hará en microplásticos y nanoplásticos, que se verán disueltos en el agua y serán ingeridos por las especies marinas. Y si comes pescado está ya llegando a tu mesa. De hecho, en este artículo de National Geographic podéis comprobar que el 90% de las sales de mesas ya contienen microplásticos, que estamos ingiriendo.
En 2015 el vídeo de una tortuga con una pajita incrustada en su nariz se hizo viral y tuvo un impacto que hizo formentar la búsqueda de alternativas sostenibles. No sólo se incrustan en su nariz, sino que el plástico es ingerido por muchas especies marinas, afectándole a su digestivo y causándoles finalmente la muerte. Se estima que entre el 40-60% de las tortugas ingieren plásticos. En el caso de algunas especies de aves la cifra se eleva a 93%. Además, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren cada año como consecuencia de todos los plásticos que llegan al mar.
Podéis ver más información en la campaña de National Geographic llamada Planeta o Plástico. También os invito a conocer la gran labor en relación con este tema que está haciendo la asociación Nereide, en Tarifa, podéis seguirla en su instagram: @nereide_org.
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