Existen 5 especies diferentes de babuinos, todos ellos viven en África o Arabia, normalmente en zonas de sabana, no suelen vivir en frondosas selvas.
Cuatro de estas especies de hecho, son denominados babuinos de sabana, en las que habitan formando enormes grupos con complejas jerarquías. Los machos utilizan demostraciones de poder físico para mantener su estatus dominantes, es común escuchar fuertes ruidos cuando se producen pequeños altercados que no son más que demostraciones de poder. Pueden ser unos vecinos un poco ruidosos.
La quinta especie, vive en las colinas de las costas del Mar Rojo, donde se dispersan entre el forraje de los acantilados para buscar recursos. A la hora de dormir se reúnen en pequeños grupos junto a los que pasan la noche.
Los babuinos utilizan al menos 10 tipos diferentes de vocalizaciones para comunicarse con otros miembros del grupo. En un estudio publicado en 2017, se analizaron las vocalizaciones acústicamente y realizaron un estudio anatómico de los músculos de la lengua. Con esto descubrieron que los babuinos pueden producir sonidos comparables a las cinco vocales humanas, no tienen todas sus propiedades, pero pueden denominarse vocales. Por ello, se prueba que a pesar de poseer la laringe alta, es posible en primates no humanos producir este tipo de sonidos.
En su sistema de comunicación, los babuinos combinan las diferentes vocalizaciones con diferentes frecuencias, de hecho utilizan muchas diferentes frecuencias. Aunque no producen los sonidos del habla como tal, pero los datos reflejan vínculos evolutivos entre las vocalizaciones de los babuinos y los sistemas fonológicos humanos, tal y como se cita en el artículo. De forma genérica las lenguas habladas podrían haber evolucionado desde antiguas habilidades articulatorias que ya poseía nuestro último ancestro común Cercopithecoidae hace 25 millones de años.
Aunque los monos no producen sonidos del habla, los datos sugieren vínculos evolutivos entre las vocalizaciones de los babuinos y los sistemas fonológicos humanos. De manera más general, las lenguas habladas pueden haber evolucionado a partir de antiguas habilidades articulatorias que ya poseía nuestro último ancestro común Cercopithecoidae, hace aproximadamente 25 millones de años.