Aunque en general hablemos de “los tigres”, existen seis subespecies de tigre, y todas ellas al borde de la extinción:
- El tigre de Amur o Siberiano, Panthera tigris altaica: es el más grande de todos. Además, al vivir en zonas de mucho frío llama la atención su pelaje abundante.
- El tigre de la India (Bengal), Panthera tigris tigris, es el más conocido, y del que más individuos existen. Es una insignia nacional de la India, donde se localizan la mayor parte de los tigres de Bengala, pero también pueden encontrarse ejemplares en Nepal, Bután y Bangladés.
- El tigre de Indochina, Panthera tigris corbetti, de esta especie se tienen muy pocos datos debido a que es más huidizo. Esto por un lado le ayuda a huir de la caza furtiva pero dificulta el estudio para su conservación.
- El tigre Malayo, Panthera tigris jacksoni, que es alrededor de 20% más pequeño que el tigre de la India.
- El tigre del sur de China, Panthera tigris amoyensis, esta subespecie se considera prácticamente extinta puesto que en libertad existen menos de 30 individuos.
- El tigre de Sumatra, Panthera tigris sumatrae, es de los más vistosos y la subespecie más pequeña.
Además existen otras subespecies: de Java, de Bali y el Caspio, extinguidos a finales del siglo XX. Por otro lado, los tigres blancos no son una subespecie diferente, sino que se trata de una mutación relacionada con el pigmento que suele dar el color anaranjado, por lo que quedan de color blanco.
El diseño de las rayas negras es diferente en cada tigre, y como se publicó en la revista Nature Genetics, sigue patrones matemáticos, y que sirven para identificar a los individuos al ser como su huella dactilar. Cabe destacar la existencia de dos manchas blancas detrás de las orejas, que algunas teorías apuntan que sirven para simular dos ojos, de manera que si van a ser atacados por la espalda (aunque poco depredador tienen) simulen dos ojos y parezca que el tigre les está observando. Otras teorías indican que le sirve a la madre para identificar fácilmente a sus crías, aunque no son excluyentes.
En los últimos cien años, la caza y la destrucción de los bosques han reducido la población de tigres de cientos de miles a quizá menos de 2.500. Los tigres son cazados como trofeos, y también por algunas partes de su cuerpo que se usan en la medicina tradicional china por falsas creencias que le asignan propiedades curativas inexistentes. Además la caza para tenerlos como reclamo turístico o incluso como mascota dificulta aún más su conservación. Existen de hecho más tigres en cautividad que en estado salvaje: sólo en Estados Unidos, donde se estiman que existen unos 10.000. De hecho, tigres blancos no quedan en libertad, sólo en zoológicos o centros de fauna, ya que fueron especialmente cazados por lo llamativo que es su aspecto.
Estos datos deberían llevarnos a una sola conclusión: es necesaria una repoblación guiada por programas de conservación, ya que existen suficientes individuos en cautiverio como para re-establecer pequeñas poblaciones que bajo seguimiento fortalecieran las existentes y permitieran ayudar a conservar la especie.